A propósito del tema del Verano Llanero, aunque como ya hemos dicho, este año, se ha salido del patrón natural, queremos seguir plasmando la apariencia de ese duro verano que ha sido parte de la vida del llanero desde siempre.
Para ello, son propicias las imágenes que ofrece este poema, escrito por Germán Fleitas Beroes:
SED
-¡Traigo los labios resecos
Negra la cara y la manta,
Pasando por el quemado!
¡Quieto…caballo alazán
Que esta muy lejos el Hato
Y se rompieron los tientos
De la totuma y el cacho.
Quiero beber y no puedo,
Este pozo hiede tanto
Que no sé si seguir viaje
O enfrentármele a lo macho.
Cuando me inclino de nuevo
Imagen tomada de El Llano- Ricardo Montilla |
Me tumban el pelo’e guama
Las alas de los zamuros,
Las patas de los chicuacos,
Pero extiendo mi pañuelo
Suavemente sobre el fango
Y empiezo a sentir divino
El liquido putrefacto
Que se pone tibiecito
Después que orina el caballo.
Otra vez cojo camino
Con una copla en los labios,
Agradecido de Dios
Que siempre mete su mano.
Que soledad,
Que desierto,
Que rica el agua en pañuelo,
La palma, el azul del cielo
El pozo y el toro muerto.
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