“Las misiones franciscanas, dominicas, jesuíticas en el llano venezolano y la orinoquia fueron fundamentales para el poblamiento de esas apartadas zonas del país; con la persuación de aquellos señores de hábito y barba o mediante al compulsión y la fuerza armada, fueron reducidos los indígenas en centros misionales donde también coercitivamente se les iba despojando de su cultura ancestral; se les prohibía el culto a sus ídolos, hablar en sus lenguas –solo el español era aceptado-, se les obligó a aceptar una nueva religión, otros dioses, adquirir otras costumbres y a vivir en “policía”, es decir, con la conducta arreglada a los patrones de conducta del hispano invasor de sus territorios. Con la cruz y la espada fueron reduciéndose los pueblos de indígenas y otro tanto se iban despoblando luego de agredir a los sacerdotes, cansados de sus imposiciones. Muchos de ellos fueron objeto de atentados, perecieron con el formidable veneno de sus flechas impregnadas de curare o apaleados por sus terribles macanas; sin embargo insistieron en su tarea misional encomendándose a Dios, a quien servían irrestrictamente y de él aceptaban su destino.
Las misiones comenzaron una primera etapa de evangelización hacia 1658, que se mantuvo hasta 1678; luego vendrían otras seis etapas, hasta culminar su actividad en el lapso entre 1800 y 1820, cuando el régimen español estaba en sus estertores”.
“(….) De esta manera surgieron en el Guárico, Apure, Cojedes y Portuguesa pueblos de misión. En el Guárico mencionamos entre otros a Calabozo, la Misión de Los Angeles, Guardatinajas, Camaguán, San Gerónimo de Guayabal; en Apure a San Fernando, Arichuna, Cunaviche, San Rafael de Atamaica, San Juan de Payara, Achaguas, Mantecal, etc.”
En esos tiempos se habían formado grandes y famosos latifundios en el llano guariqueño, entre los que se encontraban La Candelaria, La Rubiera, Banco Largo, San Pablo, Carrizal, La Cruz, San Andrés, Alcornocal, Guatarama, San Gerónimo, etc., que se convirtieron en centros de producción de ganado, cuero, queso, entre otros, que abastecían las grandes ciudades de entonces.
Con todos los abusos o errores que pudieron haber cometido los misioneros con nuestros indígenas, se debe a ellos, sin duda el poblamiento de las tierras llaneras, así como un poco de orden y protección a las poblaciones, pues se impusieron sobre la voluntad de los hacendados poderosos, a quienes no convenía la formación de pueblos en sus tierras, que les impedirían seguir maltratando indígenas, abusando de sus mujeres y negociando su ganado y tierras .
Tomado de Orígenes de Camaguán – Oldman Botello
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