En realidad esta creencia existe a nivel nacional. Sin embargo está registrada en los Cuadernos del Patrimonio Cultural del IPC como característica del estado Barinas:
Ánimas benditas del purgatorio
La comunidad cree que las ánimas son espíritus de difuntos
que se encuentran en pena por no haber cumplido su ciclo
de vida, o por no haber muerto por causas naturales. Por
este motivo son almas que andan a la caza de iluminación
por parte de devotos particulares que responsablemente deben
encender una vela diaria por el descanso de su alma;
de romper ese compromiso, la gente que se hace devota a
ellas por algún favor concedido, se expone a ser perturbada
por las ánimas. Aparecen vestidas de negro y a la distancia
se escucha el murmullo de sus rezos que normalmente
tienen que ver con la gente que tropieza.
Copiamos una entrada anterior relacionada con este tema:
“El rosario de las animas era también un visión aterradora. En las altas horas de la noche, los enfermos y los que por algún motivo se hallaban en vela, dícese que oían un cántico fúnebre, monótono, modulado por voces que parecían salir de las entrañas de la tierra y al que luego sucedía la recitación del rosario, que como todo el mundo sabe, es un rezo en honor a la virgen, compuesto del Padre Nuestro y el Ave María, repetidos alternativamente cierto número de veces. Añádase además que algunos imprudentes, que encontrándose a esas horas en la calle, tuvieron suficiente valor para investigar de dónde venían aquellos cantos y oraciones, pagaron caro semejante atrevimiento, pues la sangre se les heló en las venas al contemplar una legión de sombras, tal lo parecían, las cuales llevando sendas hachas encendidas marchaban procesionalmente repartidas en filas de cada lado de la calle y todas al parecer revestidas de túnicas mas blancas que la nieve; indicio cierto que eran ánimas benditas, que habían salido del purgatorio a hacer penitencia” Teófilo Rodríguez Tradiciones populares.
"Serían segundos, acaso minutos, nunca pudo saberlo, al despertarse de pronto con el miedo carcomiéndola por dentro.
A través de la ventana, por el patio negro que se prolongaba en la sabana titilante de cocuyos, oyó el coro de voces como murmurando una oración de difuntos: - Padre nuestro que estás en los cielos...
Entonaban el rosario interrumpido en un quejido de llanto, que se perdía con la brisa silbante de los pajonales.
En ese instante, recordó con terror que el rezo derogativa se lo había ofrecido, esa noche, a las ánimas benditas del Purgatorio" Jose León Tapia. La Música de las Charnelas.
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