“Ni que yo fuera carrao pa´ estar comiendo guarura”, dice un refrán llanero. Y es que el referido caracol es uno de los alimentos favoritos del carrao. Pero ya no vemos con frecuencia carraos en el estero, y creemos que eso esta relacionado con los cambios ambientales, motivados a la intervención del hombre, tal como mencionamos en la entrada anterior dedicada al Estero de Camaguán.
Tomado de Mis imágenes de aves, blogspot |
Las guaruras (Pomacea urceus) están adaptadas para vivir en ambientes donde exista una alternancia entre inundaciones y sequías como ocurre en el llano, pues poseen un doble sistema de respiración, por branquias y por pulmones, es decir que pueden respirar tanto en el agua como en la tierra. Su ciclo reproductivo está condicionado para que sus huevos eclosionen cuando llega la época de inundación. Durante el periodo de lluvias, las guaruras se presentan activas, se alimentan, crecen y se reproducen, y al ir entrando la estación seca y empieza a ocurrir el retiro de las aguas y secarse el suelo, los caracoles van quedando confinados a pequeñas charcas donde se entierran y se retraen dentro de sus conchas en procura de un mejor microclima y comienza un interesante periodo de cambios tanto morfológicos como fisiológicos para entrar en un estado de estivación o sueño estival en el cual el consumo de oxigeno disminuye, en el manto se reduce la pérdida de agua por evaporación, se regula la temperatura corporal y se activan diferentes procesos metabólicos para sobrevivir la estación seca en la cual el animal pierde parte de su peso al quemar las reservas de carbohidratos y grasas.
Al llegar la estación lluviosa los huevos eclosionan y sale del sueño estival y comienza su actividad alimentándose de la vegetación flotante y ribereña para recuperar la pérdida de peso ocurrida durante el tiempo de estivación. Por lo general se alimentan de bora o lirio de agua (Eichornia crassipes), repollo de agua (Pistia stratiotis), el marite (Nymphae rutgeana), la paja de agua (Paspalum repens), el bejuco de batatilla (Ipomes fistulosa) y el cujicillo (Neptunea plena) entre otras. La Guarura es depredada por aves silvestres como el carrao (Aramos guarauna) y el gavilán carcelero (Rhostramus sociabilis).
Ahora bien, al alterarse el ecosistema del estero por distinta calidad del agua, por actividad humana aguas arriba ( detergentes (nitratos), urea y otros abonos químicos, aceites, combustibles, plásticos, etc.), muchos de estos animalitos son afectados por ser muy sensibles a estas modificaciones, sobre todo en las primeras etapas de su desarrollo.
Por otra parte, las carreteras que pasan por ese sector guariqueño, constituyen prácticamente diques que alteraron la hidrología natural, haciendo que unas zonas permanezcan más tiempo inundadas y otras, más tiempo más secas. Es fácil observar cuando se viaja por la carretera Calabozo- San Fernando, que en la zona del estero el lado izquierdo luce una vegetación totalmente distinta a la del lado derecho, no presentando incluso agua represada. Sobre este particular, es conveniente recordar que la construcción de dicha carretera y de las otras del sector afectaron todo el sistema de esteros de la zona, incluyendo los que se ven vía Guayabal pues todos estaban interconectados (muchos consideran que esa área constituye un delta interno) y antiguamente el viaje entre los pueblitos de la zona, (Corozo Pando, La Unión, Camaguán, Uverito, Guayabal e incluso San Fernando se hacía en su mayor recorrido por vía fluvial, especialmente en invierno.
Entonces, bajo ese criterio, al alterarse la hidrología para dejar mucha superficie seca uno podría pensar que se altera también no solamente el ciclo reproductivo, sino alimentario de la Guarura, pues se afecta igualmente el crecimiento de plantas acuáticas, tales como bora, marite (la que llaman en algunos libros, “nuestra” Flor de loto) y paja de agua, entre otras, que sirven de alimento a estos caracoles. Una población de Guarura disminuida sentirá más el efecto de los predadores (carraos y gavilanes caracoleros) que tenderán a disminuir o a moverse hacia otros sitios en busca de alimentos.
Este es solo un ejemplo de la sensibilidad de las especies a la intervención humana, que al hacer cambios en el ambiente, debería preveer o proteger el equilibrio de las especies que serán afectadas.
Fuentes Consultadas: Wikipedia; Consultas Prof. Omar Carrero
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