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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

8 de febrero de 2010

El llanero nace llanura

"No basta con nacer en la llanura. Es que no se nace en la llanura. Uno nace llanura. Viene de ella o va hacia ella. Llamémosla destino para mejor contemplar su abismo tendido. Para mejor sentirnos. Ahí está, en Cinaruco, en Capanaparo y en tu manera de mirar y latir. Quienquiera haya desandado, aunque fuese con la mirada, el Apure de mas abajo, lo sabe. Está ese adiós continuo diciéndonos quienes somos, quienes seremos”
                                                                             Luis Alberto Crespo, Prólogo de Florentino y El Diablo