"Cuéntase que los cocodrilos cuando han devorado a un hombre, como no pueden tragarse la cabeza, la llevan a un apartado lugar de las orillas, donde lloran y lanzan quejas sobre ella, en tanto que lamentan su incapacidad para tragársela, con gritos que llenan de pavor la noche….."
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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos
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