Ya hemos hablado un poco de la importancia del caballo para el llanero, en la entrada denominada justamente El Caballo Llanero. Sin embargo, queremos complementar ese bellísimo texto escrito por el poeta Luis Alberto Crespo, parcialmente reflejado en dicha entrada, con otros pasajes que expresan de distinta forma pero con igual sentimiento, la importancia de éste compañero para el llanero.
El llanero ve en su caballo, el mejor y mas fiel de sus amigos, pudiendo privarse de alimento y descanso después de un rudo dia de trabajo, para buscar agua y comida para su compañero. Ese amigo que lo acompaña de sol a sol en la ruda faena, brioso, atento, entrenado al peligro, que responde instintivamente a las tareas implícitas en el rodeo o en el coleo, que al menor movimiento de la rienda, adivina la intención de su jinete y le responde salvándole muchas veces la vida. Es un animal que al igual que el llanero, tiene en su esencia el "sufridor", que lo hace aceptar y sobrevivir en las peores condiciones.
Así, se han creado muchas canciones y poemas sobre el caballo llanero, desde coplas populares sencillas como: Mi mujer y mi caballo / Se me murieron a un tiempo / ¡que mujer ni que demonio, / Mi caballo es lo que siento!; canciones sentidas tales como el Viejo Soguero, Yo no vendo mi caballo (cuyo audio acompaña esta entrada), o el Rucio Moro, y poemas bellísimos de alta escuela como "El caballo de mis Coplas" de Manuel Graterol Santander-
El amor del llanero por el caballo, es ancestral. Hay incluso una referencia histórica en la Batalla de Mata de Miel, cuando José Antonio Páez, se acercó a los enemigos para retarlos y una bala le mató su caballo. "El caudillo refiere en su Autobiografía:........ " y tomando entonces el caballo de uno de los dragones, me reuní con mis tropas, a quienes le dirigí la mas estupenda proclama que jamás ocurrió a general alguno, lleno de pesar por la pérdida de mi caballo: ...-¡Compañeros!- les dije - me han matado mi buen caballo, y si ustedes no estan resueltos a vengar ahora mismo su muerte, yo me lanzaré solo a perecer entre las filas enemigas". Todos contestaron: " si, la vengaremos". En esta célebre acción el enemigo, según el mismo Páez, tuvo una pérdida de 500 prisioneros, 400 muertos, 3.345 caballos y gran número de lanzas y fusiles, cogidos por los patriotas." Nota del traductor en Las Sabanas de Barinas, del capitan Vowel
Complementa Vinicio Romero Martínez en Aventuras de José Antonio Páez:
¡Mejor que no! ¿Cómo se atrevieron a matarle su caballo? La indignación del llanero rayaba en el delirio. La gente del capitán patriota Ramón Nonato Pérez se acercó hasta donde había caído Páez y lo ayudó a incorporarse. Estuvo a punto de que lo acribillaran allí, tanto fué lo que se aproximó a los realistas.
Pero Páez pensaba en su animal. La rabia y el pesar lo enardecieron y dirigió a sus soldados la más estupenda proclama......"
Diríase Páez, como Florentino, al depositar una copla "como una flor en la sabana, sobre la noble bestia exánime:
¡Caballo negro retinto,
ya están trocadas las suertes,
hasta hoy me cargaste en vida,
desde hoy me cargas en muerte!
Sin más, colocamos la letra de Yo no vendo mi caballo.
Yo no vendo mi caballo , ni por cien monedas de oro
porque con él he tumbado, en la manga muchos toros (bis)
Con él me hice coleador, ay coleador y hasta cuando me enamoro
mi amada se ve muy linda, montada sobre su lomo
y como él me corresponde, yo también le correspondo
ese caballo es mi amigo, quizás el mejor de todos (bis)
Yo no vendo mi caballo, porque es mi único tesoro
y hasta la mujer que quiero, lo estima del mismo modo
en la llanura infinita, anda infinita, cuando su relincho oigo
solo veo en la lejura, sedientas nubes de polvo
levantarse allá a lo lejos para cubrir los cogollos
de los inmensos palmares del llano que tanto adoro.
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